Lo que comenzó como un simple hobby fue ganando fuerza con los años, hasta convertirse en un propósito de vida. Dejar atrás mi anterior carrera no fue una decisión fácil, pero sabía que el cambio valía la pena.
Aquí, en la Finca Coviella, he encontrado no solo un trabajo, sino una manera de vivir en armonía con la naturaleza. Cultivar aguacates no es solo plantar y cosechar; es aprender de la tierra, respetar sus ciclos y redescubrir el valor de lo auténtico.
Cada día en la finca es un aprendizaje continuo, donde el esfuerzo y la paciencia se ven recompensados con los frutos de la tierra y la satisfacción de compartir este proceso con quienes nos visitan.